Las actitudes de milénicos están cambiando todo el sistema alimentario
By American Heart Association News
Al igual que la generación de la posguerra antes de ellos, la generación del milenio tiende a hacer las cosas a su manera; y, no es únicamente una referencia a su amor por tostada de aguacate.
Las encuestas han mostrado que la generación nacida entre 1981 y 1996, personas que tendrán entre 24 a 39 años a finales del 2020, favorecen los alimentos orgánicos, salen a comer más a menudo y valoran la conveniencia.
¿Cómo se verá transformada la industria de los alimentos en vista de estas preferencias tan distintivas? Si Laura Godenick, de 27 años, tiene algo que decir al respecto, el resultado será más saludable y sostenible.
Vegetariana de tercera generación, Godenick creció comiendo una alimentación rica en frutas y verduras orgánicas. Cuando vivió en Columbia como alumna de la Universidad de Carolina del Sur, continuar su dieta fue más difícil y se vio decepcionada por las opciones vegetarianas limitadas de la cafetería, así como por la falta de transparencia acerca del origen de los ingredientes.
Al querer cambiar las cosas, Godenick se hizo cofundadora del grupo local de la organización The Real Food Challenge, la cual entrena a estudiantes a dirigir campañas destinadas a aumentar las fuentes de alimentos sostenibles, locales, compasivos y justos, disponibles en el plantel universitario. Su objetivo era cambiar 20% de los abastos de la cafetería de USC hacia esa dinámica.
"Si podemos cambiar nuestro sistema alimentario a nivel universitario, entonces podemos también cambiar los de otras instituciones", dijo Godenick. "Nosotros, los que comemos la comida, debemos poder controlar los alimentos que consumimos".
Es una actitud que comparten muchos de su edad. De acuerdo con la Oficina del Censo, milénicos casi han sobrepasado a la generación de la posguerra en cuanto a su poder de compra, y la forma en la que ejercen ese poder actualmente hace oleadas en todo el sistema alimentario.
Un informe del Departamento de Agricultura encontró que los milénicos salen a comer en restaurantes un 30% más seguido que personas mayores, con la vasta mayoría comiendo fuera por lo menos una vez por semana.
Milénicos también prefiere los nuevos conceptos de comida rápida en ambientes informales, establecimientos híbridos que combinan comida rápida con restaurantes de mesa, y en los que se ofrecen opciones alimenticias más personalizadas y saludables a menores precios.
Las aplicaciones de entrega de alimentos también son cada vez más populares. De hecho, la Asociación Nacional de Restaurantes encontró que 67% de milénicos tienen una mayor probabilidad de ordenar comida de lugares que ofrecen entrega a domicilio.
Eso explicaría las razones por las cuales los milénicos frecuentan los supermercados menos seguido que las generaciones anteriores, gastando, por lo general, menos dinero en comida para consumir en el hogar.
Según Marie-Pierre St-Onge, profesora asociada de medicina relacionada con la nutrición, en Columbia University, Nueva York, eso no es necesariamente bueno para la salud pública.
"Usualmente, la comida de restaurante tiene mayor cantidad de sal y grasa saturada, comparada con los alimentos preparados en casa", agregó St-Onge.
Asimismo, el l Departamento de Agricultura informó que, aunque milénicos compran menos cereales, carne blanca y carne roja, que las demás generaciones, sí gasta más en comida preparada, pasta y dulces. Eso inquieta a St-Onge.
"Si se lleva una dieta balanceada, está bien que de vez en cuando uno coma pastel o una golosina", indicó. "Sin embargo, vemos hipertensión desenfrenada, gente con niveles elevados de colesterol y diabetes de tipo 2 que comienza a edades cada vez más tempranas".
Por otro lado, los milénicos consumen más vegetales frescos y congelados que las generaciones de otras épocas. Incluso, un estudio de 2017 encontró que padres de familia que son milénicos compran más comida orgánica que cualquier otro grupo.
Une studio reciente encontró que un 26% de esta generación lleva una dieta vegetariana, o vegana; y, que, 34% de los que comen carne, también consumen por lo menos cuatro cenas vegetarianas semanalmente.
"Orgánicas o no orgánicas, el aumento en el consumo de frutas y verduras tendrá un buen efecto en la salud en general", indicó St-Onge.
Empresas nuevas ahora responden desarrollando substitutos de carne convincentes creados con ingredientes vegetales y algunos de estos declaran tener una huella de carbón menor que una hamburguesa de carne verdadera.
Las compañías de alimentos ya establecidas también están entrando al ruedo e invierten en alternativas de carne y pollo con ingredientes vegetales, así como de productos lácteos.
Los restaurantes también se están transformando.
Una vasta mayoría de los adultos encuestados por la Asociación Nacional de Restaurantes, considera que los menús de la actualidad ofrecen opciones más saludables que en años anteriores.
De acuerdo con una advertencia científica reciente emitida por la American Heart Association, aunque no sean claros los efectos en la salud en general, las innovaciones en el sistema alimentario han aumentado la diversidad en la producción de víveres y eso ha hecho que más gente compre los saludables.
"Cualquier movimiento hacia un mejor producto en la cadena de alimentos es una cosa buena para la salud pública", dijo St-Onge.
Godenick comparte esa opinión. Aunque The Real Food Challenge no haya logrado sus metas cuando fue universitaria en USC, Godenick cree que, a la larga, crear consciencia acerca de la sostenibilidad aportará réditos representados por un sistema alimentario más sano y transparente. "Es una meta de largo plazo", agregó.
Tras graduarse de la universidad, Godenick se mudó a Salt Lake City y pasó a ser parte de un colectivo de permacultura dedicado a enseñar a sus miembros acerca de cómo cultivar alimentos en forma sostenible y con vista a la regeneración. También se conectó rápidamente con otras personas de su generación que favorecen el vegetarianismo y los alimentos de origen vegetal.
"Realmente se está dando un cambio", agregó. "Los milénicos se preocupan más en saber de dónde proviene su comida, y eso es bueno a muchos niveles".
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