Disfrute su siesta, pero tome en cuenta las ventajas y desventajas
Por Michael Precker, American Heart Association News
Puede leer esta historia en estos momentos o primero hacer una siesta para mirarla después, cuando se sienta más alerta y refrescado.
En términos de salud ¿eso sería buena idea?
Probablemente, bajo las condiciones correctas y las razones adecuadas y siempre y cuando conozca los puntos negativos.
"Una siesta revitalizadora, de unos 15 a 45 minutos, puede mejorar la memoria y reducir la fatiga por el resto del día", dijo el Dr. Michael Grandner, director del Programa de Investigación del Sueño y la Salud de la Universidad de Arizona en Tucson. "Si descansa bien de otras formas, ese tipo de siestas puede mejorar su desempeño bastante".
Algunos estudios incluso comparan los beneficios de la siesta del medio día con una taza de café y ciertas empresas, que incluyen Google y NASA, hasta permiten que sus empleados programen tiempo para siestas dentro de su horario cotidiano.
Sin embargo, todavía no son evidentes los efectos de las siestas a largo plazo.
Por ejemplo, un estudio de 2019 publicado en el boletín médico británico Heart observó los hábitos de siesta de casi 3.500 participantes durante un período de cinco años y encontró que quienes hacían siesta una o dos veces por semana, mostraron una probabilidad 48% menor de tener un evento cardiovascular, comparados con los que no tomaban siestas.
En forma contrastante, un análisis meta de 11 estudios publicados en el boletín Sleep en 2015, mostró que, comparados con quienes no hacían siestas, las personas que dormían una siesta de una hora o más durante el día, tenían una tasa 1,82 veces mayor de padecer enfermedades cardiovasculares.
"No sabemos lo suficiente acerca de la relación entre las siestas y otros riesgos de salud óptima o de enfermedad, sobre todo de tipo cardiovascular", dio el Dr. Clete Kushida, neurólogo y profesor de psiquiatría y ciencias biológicas del Centro Médico de la Universidad Stanford en California. "Se necesitan más investigaciones".
La cuestión más urgente, señalaron ambos expertos, es determinar los motivos por los que se toman las siestas.
"Si hace siesta porque lo ayudan a cursar el día, probablemente sea bueno", dijo Grandner. "Sin embargo, si duerme siestas porque le cuesta trabajo permanecer despierto, se trata más bien de una señal de que existe un problema de salud subyacente. Podría no estar durmiendo lo suficiente o dormir con muy poca calidad de sueño".
Los Centros para Control y Prevención de Enfermedades calculan que un tercio de los adultos estadounidenses no obtienen suficiente sueño (la recomendación estándar es de siete horas por noche). También advierten que los riesgos pueden incluir enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y depresión. Incluso los desganados que parecen haber dormido lo suficiente podrían padecer de apnea, un trastorno común del sueño con el cual se interrumpe la respiración frecuentemente.
"Si una persona se siente bastante adormilada durante el día y se queda dormida en forma involuntaria y espontánea, podría ser un indicio de problemas de cantidad y calidad del sueño", dijo Kushida. Si duerme el tiempo adecuado, recomienda una evaluación para "detectar trastornos del sueño y/o enfermedades de otro tipo".
Algo en lo que concuerdan Kushida y Grandner es que las siestas no deben durar demasiado.
"Querrá evitar entrar en la fase de sueño profundo", dijo Grandner. "Si alguna vez se despertó de una siesta demasiado larga lo supo porque se sintió miserable y atontado".
Dormir demasiado tiempo durante el día puede desorganizar los patrones generales de sueño, indicó Kushida. "En la mayor medida, se recomienda aprovechar al máximo el sueño durante la noche", dijo.
Grandner dijo que la excepción podría ser alguien que no duerme lo suficiente por la noche de vez en cuando y necesita recobrar sueño durante el día.
"Esas son las siestas que reemplazan el sueño", dijo. "Los estudiantes universitarios las hacen a menudo. Se acuestan muy tarde y luego hacen una siesta de varias horas durante el día. No es una solución ideal pero tampoco es algo terrible".
Acostarse para una siesta o recostar la cabeza sobre el escritorio podría ser un buen tiempo para reflexionar acerca de la importancia del sueño.
"Vivimos en una cultura que no necesariamente valora el sueño", dijo Grandner. "Necesitamos dejar de hablar de ello como tiempo improductivo y dejar de admirar a tanto a las personas que presumen del poco sueño que creen necesitar.
"La evidencia científica es clara", dijo. "Dormir es un elemento fundamental de nuestra biología, como lo son la alimentación y la actividad física. Necesitamos cuidar de nuestro sueño".
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