La demencia puede complicar la recuperación y el tratamiento del corazón
Por Laura Williamson, American Heart Association News
La demencia roba, llevándose la memoria de una persona, así como su capacidad de razonar y de vivir de modo independiente.
A medida que las personas envejecen y se enfrentan a más retos de salud, también se les priva de algo aún más básico para la supervivencia: la capacidad de participar en su propia recuperación, especialmente de eventos importantes como los ataques del corazón. También puede limitar los tratamientos que reciben.
"Interfiere en el cumplimiento de un plan de tratamiento médico, a menos que haya alguien que los apoye", dijo la Dra. Karen Alexander, cardióloga y profesora de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte.
Por ejemplo, los estudios demuestran que, comparadas con quienes no tienen pérdida cognitiva, las personas con demencia – e incluso las que tienen un deterioro cognitivo leve – tienen menos probabilidades de someterse a procedimientos invasivos que se utilicen para tratar enfermedades cardíacas. Entre ellas se encuentran el cateterismo cardíaco que se utiliza para comprobar si hay obstrucciones en las arterias, así como la revascularización coronaria para eliminar esas obstrucciones, ya sea con cánulas (también llamados stents) para mantener las arterias abiertas o bien redirigiendo el flujo sanguíneo al corazón mediante una cirugía de baipás.
En general, la demencia describe un grupo particular de síntomas que afectan a la vida diaria de una persona, como dificultades con la memoria, el lenguaje, la resolución de problemas y otras habilidades de pensamiento.
Según lo indica la Asociación de Alzheimer, más de 6 millones de adultos estadounidenses de 65 años o más viven actualmente con la demencia que surge de la enfermedad de Alzheimer, la más común, además de que se espera que esa cifra se duplique hacia el año 2050. Inclusive, alrededor del 16.6% de las personas de 65 o más tienen un deterioro cognitivo leve, es decir, cambios sutiles en la memoria y el pensamiento que no siempre son perceptibles, pero que pueden llegar a convertirse en demencia.
La demencia es más común a medida que las personas envejecen, afectando a 1 de cada 3 personas de 85 años o más, según el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento.
Dado que las enfermedades cardíacas y la demencia comparten muchos factores de riesgo, existe un alto nivel de cruce entre ambas: Entre los pacientes cardíacos de 75 años o más, casi el 60% presenta algún tipo de deterioro cognitivo.
"Es prevalente, y no hacemos un buen trabajo de detección", dijo Alexander. "Necesitamos una mayor conciencia de que esto está sucediendo".
Debido a ese bajo índice, podría ser que los médicos no sepan que un paciente padece una demencia en fase inicial o un deterioro cognitivo leve, ya que el diagnóstico de estos padecimientos suele ser insuficiente, dijo la Dra. Deborah A. Levine, profesora asociada de medicina interna y directora del programa de Investigación de Servicios de Salud Cognitiva en la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
Al ingresar en el hospital, "toda persona mayor debe ser examinada para detectar problemas cognitivos o antecedentes de problemas cognitivos", dijo Levine. "Con el envejecimiento de la población, todo proveedor que trate a pacientes de edad avanzada debe ser capaz de atenderlos de manera holística".
"Los pacientes con demencia tienen un mayor riesgo de sufrir delirios cuando son hospitalizados por cualquier motivo, incluso cuando sufren un ataque del corazón. El delirio se relaciona con una mayor mortalidad, un mayor deterioro funcional y una prolongación de la hospitalización, además de que puede ser angustioso para el paciente y su familia", dijo.
Es más, los estudios demuestran que los episodios de delirio, junto con solo ser hospitalizados, pueden acelerar el deterioro cognitivo de las personas mayores, incluidas las que padecen demencia.
Si los médicos están enterados de que la persona padece de demencia, pueden entonces tomar precauciones, añadió Levine. "Existen previsiones estándar contra el delirio que se pueden utilizar cuando se hospitaliza a pacientes mayores con riesgo elevado de demencia. Estas incluyen tratar de mantener el ciclo de sueño-vigilia, realizar orientaciones frecuentes con el personal y evitar los medicamentos que pueden exacerbar el delirio".
Levine, que dirigió el estudio con el que se descubrió que las personas con deterioro cognitivo leve tenían probabilidades un 50% menores de recibir cateterismos cardíacos, dijo que es importante que las familias y los profesionales médicos tengan en cuenta en qué punto del espectro cognitivo se encuentra una persona a la hora de tomar decisiones acerca de su tratamiento.
Aunque en un estudio se demostró que el 60% de las personas con deterioro cognitivo leve eventualmente desarrollan alguna forma de demencia, no debería ser la única razón para retener el tratamiento, dijo Levine. "Muchos pacientes con deterioro cognitivo leve permanecen estables o vuelven a la normalidad; y muchos pacientes con demencia tienen sistemas de apoyo, personas que los cuidan y que pueden apoyar el cumplimiento de los planes médicos".
Los procedimientos de revascularización para desobstruir las arterias coronarias son tratamientos eficaces que pueden beneficiar a muchas personas con problemas cognitivos, dijo. Sin embargo, si una persona tiene una demencia avanzada, depende totalmente de los demás para cuidarse o tiene una esperanza de vida limitada, entonces "eso podría ser una razón para renunciar a tratamientos invasivos como la cirugía de baipás".
A la hora de elegir los procedimientos, las familias deben preguntar a los médicos cuál sería el pronóstico del paciente si no recibe tratamiento, aparte de otras cuestiones más generales, como si un procedimiento mejorará o no la calidad de vida de la persona, dijo Alexander.
"Deben poder preguntar: '¿Cómo ayudará esto a mi ser querido en general'? Hay que ampliar la conversación para plantear los objetivos de la atención con preguntas como: '¿Por qué estamos haciendo esto?' ¿Intentamos ayudarles a vivir más tiempo, o a sentirse mejor?".
Los hijos adultos deberían empezar a conversar acerca de cómo apoyar a los padres ancianos que padezcan problemas cognitivos mucho antes de que surjan otros problemas médicos, añadió.
"Los miembros de la familia deben saber cómo ayudarán a sus padres cuando necesiten una atención médica compleja", dijo Alexander. "¿Quién será la persona encargada? Es de vital importancia que las personas que carezcan de buena memoria tengan una relación de confianza con un cuidador que pueda actuar por ellas en el hospital, sobre todo cuando les den de alta".
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