¿El frío puede realmente enfermar?
Por Genaro C. Armas, American Heart Association News
¡Abróchate bien o te dará un resfriado!
Es muy probable que casi todos hayamos escuchado alguna variación de ese ruego paterno durante la niñez, o que incluso hayamos dirigido ese consejo a nuestros propios hijos. Es una petición sensata, aunque cuando se trata de evitar las enfermedades durante la temporada de temperaturas frías, las cosas no son tan sencillas.
"Existen varios factores. El mero hecho de que haga frío no hace que uno se enferme", dijo la Dra. Virginia Banks de Northeast Ohio Infectious Disease Associates en Youngstown. "Son muchas variables".
Por un lado, los virus pueden sobrevivir y reproducirse más fácilmente en el aire seco y frío del invierno. El frío también hace que la gente pase más tiempo en interiores, haciendo más fácil que los virus se puedan propagar en los espacios cerrados. Incluso, aunque algunas investigaciones de laboratorio sugieren que las temperaturas frías pueden hacer que las células inmunitarias sean menos eficaces, Banks dijo que, al final de cuentas, son los virus los que ocasionan las enfermedades, y no el estado del tiempo.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) aunque existen muchos virus respiratorios que ocasionan el resfriado común, los rinovirus son el desencadenante más común de ese goteo nasal. Los rinovirus también pueden provocar ataques de asma y se han relacionado con infecciones de los senos nasales y del oído.
La mayoría de las versiones de rinovirus se replica con más fuerza en las fosas nasales, donde la temperatura suele ser de entre 91 y 95 grados Fahrenheit, muy por debajo de la temperatura central del cuerpo de 98.6 grados Fahrenheit. "Los virus tienden a entrar al cuerpo a través de las fosas nasales; y, el hecho de que la temperatura sea más baja en esa parte del cuerpo, se presta a que se reproduzcan", dijo Banks.
Los virus de la gripe, y el que ocasiona COVID-19, también pueden entrar al cuerpo a través de la nariz.
Banks está ansiosa por ver cuán activa será la temporada de gripe de este invierno, en vista de que los CDC informaron que la actividad de la temporada 2020-21 fue "inusualmente baja". Entre las explicaciones más probables se encuentran las medidas de mitigación que se introdujeron debido a la pandemia.
Para evitar enfermarse este invierno, Banks dijo que esas pautas – como usar mascarillas, sobre todo en interiores; distanciarse socialmente; permanecer en casa; y, lavarse las manos – proporcionan una importante capa de protección. Asimismo, instó a la gente a vacunarse contra la gripe y COVID. Otros consejos para mantener fuerte el sistema inmunitario incluyen hacer ejercicio, llevar una dieta saludable y dormir lo suficiente.
También imploró que la gente programara revisiones con su médico si habían evitado las consultas durante la pandemia. Eso se debe a que los virus no son el único problema de salud en el que hay que pensar en este invierno.
Algunas investigaciones muestran una relación entre las temperaturas más frías del aire y los efectos adversos en la salud cardiovascular. Por ejemplo, en un estudio realizado en 2018 en Suecia, y publicado en JAMA Cardiology, se descubrió que ocurren más ataques cardíacos en días con baja temperatura ambiental, baja presión atmosférica, vientos más fuertes y menor duración de la luz solar.
En un estudio de 2016 publicado en el Journal of Stroke and Cerebrovascular Diseases, se descubrió que las temperaturas del aire más bajas promedio, y las mayores oscilaciones de temperatura en periodos de 24 horas, se relacionaban con las hospitalizaciones por ataque cerebral. Los autores indicaron que se necesitaban más estudios al respecto para determinar las causas.
Theresa Beckie, profesora de la Facultad de Enfermería y de la Facultad de Medicina de Cardiología de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa, enfatizó que las personas a quienes se les haya diagnosticado una enfermedad cardíaca deben ser particularmente precavidas con el frío.
"Un ejemplo muy bueno es que se han realizado varios estudios sobre personas sedentarias que palean la nieve después de una fuerte nevada", dijo Beckie. "Si tienen una cardiopatía isquémica, estos guerreros de fin de semana corren el riesgo de precipitar un infarto".
El esfuerzo repentino estimula tanto la adrenalina como una respuesta de estrés en el cuerpo, y estas pueden aumentar la frecuencia cardíaca, dijo Beckie. "Entonces, existe un riesgo, pero este no se debe tanto al frío como a la actividad física repentina de contener la respiración, palear la nieve y crear un estrés repentino en el corazón".
Sigue siendo importante mantenerse activo en invierno, aunque Beckie dice que la gente debe mantenerse al pendiente de su condición física antes de lanzarse directamente a una actividad demasiado extenuante. Por ejemplo, alguien que no sea tan activo debería hacer descansos mientras limpia un metro de nieve de su entrada, o mejor pagar a un servicio para que lo haga.
"La aclimatación es lo más importante", dijo Beckie. "Hay que llevarse las cosas con calma".
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