Se ha aprendido mucho sobre el COVID persistente –y queda mucho por aprender

Por Michael Merschel, American Heart Association News

wildpixel/iStock a través de Getty Images
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Si en algo coinciden los investigadores es en esto: el COVID persistente es una afección grave y en ocasiones debilitante que puede atacar a personas previamente saludables después de incluso episodios leves de COVID-19. Y se está avanzando rápido en su entendimiento.

Pero a tres años del inicio de la pandemia, hay mucho acerca del COVID persistente –qué lo causa, cómo tratarlo, incluso cómo llamarle– que está aún por determinar.

"Ya dejamos de debatir si es real o no", dijo el Dr. Leonard H. Calabrese, profesor de medicina y director de inmunología clínica de la Facultad de Medicina Lerner del Cleveland Clinic. "Ahora estamos tratando de definirlo mejor", y aprendiendo cómo enfrentarlo. "¿Lo tratamos como una enfermedad? ¿O lo tratamos como 10 enfermedades? ¿O más?".

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC por sus siglas en inglés, indican que el COVID persistente es toda una variedad de síntomas y afecciones que continúan cuatro semanas o más tras la fase inicial de infección con SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. También se le conoce como afecciones posteriores al COVID-19 o secuelas posagudas a la infección con SARS-CoV-2.

"Muchos nombres diferentes, muchas definiciones diferentes", dijo el Dr. Jeffrey Hsu, profesor clínico adjunto de medicina en la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California, Los Ángeles. "Pienso que ha sido un área difícil para investigación en este período".

Las variopintas definiciones han conducido a toda una gama de estimados sobre qué tan común es el COVID persistente. "Algunos estudios hacen creer que la cifra es baja", dijo Hsu. "Otros estudios dan la impresión de que la cantidad de personas con COVID persistente es bastante elevada".

El Plan de Acción Nacional para Investigaciones sobre COVID Persistente de la Casa Blanca, dado a conocer el pasado mes de agosto, señaló que los estimados de riesgo oscilaron entre 5% y 30% de los supervivientes del COVID. Un extenso estudio de los CDC estimó que 1 de cada 5 supervivientes entre 18 y 64 años tuvo al menos una afección de salud relacionada con COVID-19 anterior. Para las personas de 65 años y mayores, la cifra fue 1 de cada 4. Las mujeres podrían tener mayor riesgo.

"Puedes encontrar pacientes que estaban totalmente sanos antes de contraer una infección con COVID-19 y que ahora están totalmente incapacitados", dijo la Dra. Cyndya A. Shibao, profesora adjunta de medicina en el Centro Médico de Vanderbilt University, en Nashville, Tennessee.

El desafío para los médicos: diagnosticar COVID persistente

Son más de 200 los síntomas que han sido relacionados con el COVID persistente. "La lista es muy larga", dijo Shibao, e incluye problemas cardiovasculares, gastrointestinales y cognitivos, entre otros.

Eso no es de sorprender, debido a la manera en que el coronavirus se infiltra en nuestros sistemas. "Sabemos cómo el virus puede propagarse por todo nuestro cuerpo", dijo Hsu, y permanecer ahí por meses.

El desafío para hacer un diagnóstico, dijo Calabrese, es que los médicos "realmente no tienen un criterio de diagnóstico o clasificación nítido que goce de aceptación universal". En algunos casos, la conexión con el COVID-19 es obvia. Esas personas están "enfermas desde el primer momento", dijo él, y nunca regresan a donde estaban antes del COVID-19. En otras ocasiones, es más insidiosa.

Él sabe esto de primera mano.

Después de un caso leve de COVID-19 en julio del 2021, Calabrese desarrolló un ritmo cardíaco acelerado y luego comenzó a tener problemas cognitivos. "Tenía un millón de pretextos para atribuírselo a algo diferente", dijo él. Estaba ocupado, estaba estresado. Una vez que estuvo claro lo que sucedía, dijo Calabrese que necesitó "buena parte de un año para recuperar esa parte de mi salud".

Tratamiento por grupos

Los investigadores, a medida que avanzan en el entendimiento, han comenzado a agrupar a los pacientes según sus síntomas dominantes. Eso, dijo Hsu, les ayudará a determinar cuáles son las causas de cada grupo.

Hsu dijo que la "niebla cerebral" es uno de los grupos. Otro subgrupo tiene problemas cardíacos –dificultad con el ejercicio, palpitaciones cardiacas y síntomas que empeoran cuando están de pie, algo que puede ser parte de una afección conocida como síndrome de taquicardia ortostática postural, o POTS, por sus siglas en inglés.

La fatiga abrumadora conforma otro subgrupo. "Esta no es una simple fatiga en la que estás cansado y no quieres tirarte de la cama por la mañana", dijo Hsu, sino una fatiga que impide las actividades diarias normales, como ir al supermercado.

Entender la causa de cada grupo de síntomas podría generar mejores tratamientos, dijo él.

Por ejemplo, como cardiólogo en la clínica de COVID persistente de UCLA, Hsu a menudo atiende a pacientes con POTS. La recuperación de estos pacientes podría beneficiarse de dosis cuidadosas de ejercicios. Pero las personas con fatiga extrema necesitan ayuda para aprender cómo adecuar su ritmo para manejar sus reservas de energía, dijo él, e insistir en los ejercicios –como a algunos se les recomendó a principios de la pandemia– realmente puede empeorar las cosas.

Para Calabrese, el COVID persistente "evidentemente no es una sola enfermedad". Sigue los patrones observados en otras infecciones virales, pero no está claro cuál es el mecanismo exacto. Entre las hipótesis principales, dijo él, están la idea de un virus prolongado, coágulos microscópicos en el torrente sanguíneo e inflamación leve dentro del sistema nervioso central.

Es posible que cada uno cause un grupo diferente de problemas, pero eso no está claro. "Todavía queda mucho trabajo por hacer", dijo él.

Hsu, cuya investigación está explorando si el COVID persistente podría ser causado por fragmentos del virus en el cuerpo, dijo que otra posible raíz del problema es el daño al revestimiento de los vasos sanguíneos.

El simple hecho de entender las diferentes posibilidades ya es un avance, dijo Hsu, pero "todavía es desconcertante" por qué el COVID persistente afecta a algunas personas que pueden tener pocos factores de riesgo aparentes, pero no a otras que pareciera que tienen muchos.

Shibao, por su parte, está estudiando las posibles causas y tratamientos para el POTS relacionado con el COVID persistente. Los proyectos de investigación de Shibao y Hsu están entre los estudios sobre COVID persistente financiados por la American Heart Association.

Shibao dijo que la cifra de publicaciones sobre tratamientos para el COVID persistente ha aumentado considerablemente en meses recientes.

No todos, advirtió ella, se basan en ciencia sólida. Algunos estudios incluyeron números reducidos de pacientes sin grupos de comparación, pero los pacientes están tan desesperados que piden un tratamiento incluso no ha sido rigurosamente probado, dijo Shibao. "Y eso es muy desalentador".

Qué hacer ante la sospecha de COVID persistente

Para obtener ayuda fiable, alguien que piensa que tiene COVID persistente puede comenzar por su médico principal. Pero las demandas y la necesidad de remisiones pudieran abrumar rápidamente a un médico que trabaja solo, dijo Shibao. Un paciente "puede tener problemas de falta de aire y puede que necesite ver a un especialista pulmonar. Al mismo tiempo, puede tener síntomas gastrointestinales o puede tener dolor en el pecho".

Por eso es que ella recomienda buscar, cuando sea posible, una clínica para COVID persistente, que puede nutrirse de especialistas en múltiples especialidades.

Hsu coincidió. Él dijo que, al menos, las personas deben buscar un "lugar donde sientan que realmente se preocupan por sus mejores intereses y no que están tratando de venderle algo". Una institución investigativa destacada también puede ayudar a conectar a los pacientes con ensayos clínicos con basamento científico.

El partido está empezando

Los investigadores del COVID persistente han logrado avanzar mucho en los tres años de la pandemia, dijo Hsu, pero al evaluar cuánto es lo que falta, el usó una metáfora beisbolera: apenas ha terminado el primer inning.

"Incluso para una enfermedad que se presenta de una sola forma se hace muy difícil identificar una terapia eficaz", dijo él. "Y aquí estamos hablando de un síndrome que tiene diferentes formas de presentarse".

Calabrese piensa que estamos al "comienzo del comienzo" del entendimiento del síndrome. Pero es optimista.

El COVID persistente va a estar con nosotros indefinidamente. Pero, "ninguna enfermedad en la historia de la medicina ha sido más estudiada en un período de tiempo tan breve que el COVID-19", dijo él. "Y espero ver investigaciones extremadamente productivas que tendrán un impacto sobre los pacientes en un futuro muy cercano".

Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.

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