Piruetas y palpitaciones: el latido cardíaco irregular de este bailarín no se diagnosticó durante años
Por Diane Daniel, American Heart Association News
Incluso como adolescente, Edson Barbosa a veces podía sentir cuando su corazón le latía extremadamente rápido durante los ensayos. No le parecía que fuera algo normal. Pero como bailarín de ballet competitivo en Río de Janeiro, no estaba seguro qué se suponía que fuera normal.
Probablemente sea porque acabo de hacer 17 piruetas, se decía a sí mismo.
Debido a que las palpitaciones duraban poco tiempo y eran ocasionales, él las ignoraba.
A los 19 años, Barbosa se unió al Joffrey Ballet, una reconocida compañía de baile con sede en Chicago. Barbosa se había mudado de San Francisco, donde había asistido a la Escuela de Ballet de San Francisco con una beca.
Al siguiente año, al final de un baile vigoroso, su corazón le latió más rápido que nunca. Sintió que le faltaba energía. Unos minutos después, ya todo estaba bien.
Fue entonces que le contó a su madre lo que había sucedido. Ella le insistió que viera a un médico.
Consciente de que su cuerpo era su medio de subsistencia, Barbosa fue a que un médico lo examinara.
El médico no encontró ningún problema.
Dos años después, Barbosa comenzó una relación con Michael Reid, un enfermero de cuidados críticos. Los episodios continuaron y Reid instó a Barbosa a que llevara un registro de ellos.
Las notas de Barbosa parecían como un programa de baile. Un episodio de tres minutos después de "La Bella Durmiente" cuando tenía 22 años. Otro al año siguiente durante la final de "Glass Pieces". El corazón se le aceleró durante "The Times Are Racing" en febrero de 2020, cuando Barbosa tenía entonces 25 años.
Mientras los médicos seguían sin encontrarle ningún problema subyacente, Barbosa se dio cuenta de que el acostarse en el piso hacía que sus palpitaciones se pararan y le ayudaba a recuperar su energía. De esa manera, las mantuvo bajo control.
Luego llegó el COVID-19. Barbosa dejó de bailar, relajó su programa de ejercicio y dejó de tener incidentes.
En el año 2021, cuando los ensayos comenzaron de nuevo, las palpitaciones regresaron. Esta vez, con mayor frecuencia.
Ese marzo, el Joffrey Ballet, presentó "Bolero" de forma digital. Debido a que la presentación se estaba grabando, Barbosa y los demás bailarines podían descansar entre cada número.
Pero para finales del verano, las clases y los ensayos comenzaron sin parar. Una mañana, después de ejercicios de barra y saltos por 90 minutos, Barbosa sintió que los latidos del corazón habían vuelto a ser irregulares.
Pero hizo lo que solía hacer y lo que, para entonces, sus compañeros bailarines estaban acostumbrados a verlo hacer: Se acostó boca arriba y comenzó a respirar profundamente. Esta vez, sin embargo, se quedó acostado más tiempo que lo normal.
"¿Estás bien?", le preguntó el director de ensayos. "¿Debemos hacer algo?".
Barbosa dijo que pronto se sentiría mejor. No fue así. Después de una hora, regresó a casa. Aunque solía caminar o tomar el tren, esta vez, por temor a desmayarse, Barbosa decidió ir en carro.
Cuando llegó a la casa, Reid estaba allí y le escuchó el corazón.
"Esto no es normal", le dijo. "Pide que te hagan un electrocardiograma ahora para que puedan ver por fin lo que está pasando".
Barbosa pudo conseguir una cita inmediatamente, pero no estaba seguro cuánto tiempo tendría que estar en la sala de espera. Decidió entonces ir al baño y dar varios saltos en tijera para mantener su ritmo cardíaco. Un rato después ya tenía todos los electrodos del ECG, o electrocardiograma, colocados en el pecho. Este es el examen que produce una línea en zigzag de las señales eléctricas del corazón.
Entonces, le pidieron que fuera a una sala donde encontró a un médico que leía la hoja impresa del examen.
"Tienes que ir a la sala de emergencia ahora mismo", le dijo a Barbosa, y le entregó los resultados de su ECG. "Toma esto y enséñaselos".
El médico le dijo que tenía fibrilación auricular, que es cuando los latidos del corazón son irregulares. Si no se trata el problema, se pueden formar coágulos de sangre, o tener un ataque o derrame cerebral, insuficiencia cardíaca u otras complicaciones relacionadas con el corazón.
Los médicos mantuvieron a Barbosa en la sala de emergencia toda la noche. A los 26 años, era la primera vez que se quedaba en un hospital.
Los médicos esperaban tener que hacer una cardioversión, un procedimiento para restablecer el ritmo del corazón. Pero al final del siguiente día, los latidos cardíacos de Barbosa se habían normalizado por su cuenta. Lo mandaron a casa entonces.
Durante una visita de seguimiento, su cardiólogo recomendó hacer una ablación cardíaca. Este procedimiento básicamente aplica una descarga dentro del músculo del corazón que causa los latidos irregulares.
Para Barbosa, ese momento no pudo haber sido ni un minuto después.
"Le tenía más miedo a mi corazón acelerado que al procedimiento", dijo Barbosa.
Al cabo de una semana, ya estaba en el estudio de baile.
Desde entonces, Barbosa no ha tenido episodios de fibrilación auricular. Toma betabloqueadores y ha hecho algunos cambios a su estilo de vida, como tomar café descafeinado y beber muy poco alcohol.
También ha aprendido a usar varias cosas que Reid le dio: una aplicación de teléfono que hace un ECG, un oxímetro que mide su nivel de oxígeno y un tipo de espirómetro que le ayuda a aumentar la capacidad de sus pulmones. Todo esto le permite sentirse menos ansioso también.
"Edson no solo se encuentra en un estado de salud increíble, sino que tiene una fortaleza mental que muchos jóvenes no tienen", dijo Reid. "Cuando tienes un corazón acelerado en el escenario, frente a 5,000 personas, es algo que no se puede ignorar". Barbosa y Reid ya no están juntos, pero aún mantienen una relación estrecha.
Barbosa dijo en broma que se ha vuelto algo hipocondríaco, pero en realidad, aprecia la mayor conciencia que ha adquirido de su salud.
"Siempre he estado conectado con mis músculos y articulaciones", dijo él, "y ahora estoy conectado con mi corazón".